EUROPA SALE
DE CUIDADO INTENSIVO, PERO SIGUEN LOS RIESGOS
La zona
euro está fuera de la zona de emergencia, pero podría enfrentar una enfermedad
debilitante crónica en vez de una rápida convalecencia.
Los
desafíos que enfrenta Europa ahora son evitar la complacencia, revivir el
crecimiento económico mientras disminuye la deuda y evitar que la política
nacional termine dividiendo a la zona monetaria.
La
cumbre de la Unión Europea de la semana pasada fue la primera en dos años que
no fue totalmente dominada por el combate contra el fuego en la crisis de deuda
soberana del bloque monetario. El alivio era notorio.
"Esto
no fue -y eso es nuevo- una reunión enfocada en el manejo de la crisis",
dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. "Fue una
reunión enfocada en el crecimiento", agregó.
Tres
eventos cambiaron el ánimo y calmaron a los mercados financieros que parecían
apostar el año pasado a una ruptura de la divisa única europea, que tiene 13
años de vida.
Los
líderes europeos firmaron un tratado fiscal impulsado por Alemania que le da
más poder a sus normas de disciplina fiscal, y países clave como Italia y
España están implementando fuertes reducciones del gasto, además de reformas
laborales y a las pensiones.
Grecia
evitó una moratoria catastrófica, al menos por ahora, asegurando un segundo
rescate internacional y un acuerdo con acreedores privados para reducir su
gigantesca deuda a niveles más manejables.
Por
sobre todo, dos grandes inyecciones de fondos a bajo precio y largo plazo por
parte del Banco Central Europeo evitaron un incipiente colapso crediticio que
podría desatar la caída de los bancos o un infierno en el mercado de bonos que
empujaría a Italia o España contra la pared.
El
presidente del BCE, Mario Draghi, es el héroe del momento por encontrar una
forma de actuar como financista de último recurso para los bancos, sin romper
la prohibición del tratado de la Unión Europea respecto a financiar
directamente a un Gobierno.
"No
está garantizado al 100 por ciento, pero creo que estamos saliendo de esta
crisis", dijo el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien se postula a
la reelección el próximo mes, ansioso de darle a los votantes la impresión de
que lo peor quedó.
Las
declaraciones llevaron a Draghi a advertir a los líderes de la UE a puertas
cerradas que la crisis estaba lejos de terminar y que lo que el BCE ha hecho es
poco.
Participantes
lo citaron diciendo que la acción del banco sólo les ha conseguido algo de
tiempo para reparar las finanzas públicas, hacer reformas creíbles y revivir el
crecimiento. Si Europa no utiliza el respiro para hacer reformas, habrá
consecuencias nefastas.
CORTAFUEGOS
En las
próximas semanas, los países de la UE tendrán que decidir cómo fortalecer su
cortafuegos financiero y si sancionar o no a España por desobedecer las metas
acordadas de reducción de déficit o darle más tiempo para revivir el
crecimiento.
La
canciller alemana, Angela Merkel, enfrenta una decisión crucial para fines de
marzo respecto a si permitirle a la zona euro combinar sus fondos de rescate
temporal y permanente para entregarle un mayor arsenal en caso de emergencia.
Las
mayores economías del mundo, principalmente Estados Unidos y China, están
presionando a Europa a entregar más dinero de sus propias defensas como
condición para elevar los recursos del Fondo Monetario Internacional para
combatir las consecuencias de la crisis en la zona euro.
Enfrentada
a la hostilidad pública y una creciente revuelta contra los rescates en su coalición
de centro-derecha, Merkel podría verse tentada a decir que no hay necesidad de
un fondo de rescate mayor, que requeriría una complicada aprobación
parlamentaria.
Funcionarios
alemanes dicen que disminuir demasiado los rendimientos de los bonos gubernamentales
sólo reduciría la presión sobre los países para que hagan reformas.
Si
Merkel dijera "No", y se le negaran fondos adicionales al FMI en
abril, las tensiones del mercado volverían con agilidad.
El mercado de bonos está eufórico debido a la gran dosis de
morfina propinada por Draghi, pero ha sido anestesiado y no curado. El dolor
podría volver, por ejemplo con otra ronda de rebajas crediticias soberanas en
la zona euro de parte de las agencias calificadoras.
Otro
riesgo de complacencia es que países como Francia, cuyos costos de
endeudamiento han caído, alivie las medidas de austeridad en un año de
elecciones. Los partidos políticos de Italia ya están bajándole el tono a
algunas de las reformas liberales radicales propuestas por el gobierno de tecnócratas
del primer ministro, Mario Monti.
Hay
otros escollos políticos en Irlanda, con un amplio registro de votar
"No" a los tratados de la UE y presentó el compacto de medidas
fiscales a un referendo, y en Grecia, que se dirige a comicios generales en medio
del malestar público por las fuertes medidas de austeridad impuestas por sus
financistas internacionales.
La
voluntad política para enfrentar años de más dificultades económicas es
incierta en el país.
PRUEBA ESPAÑOLA
Por
sobre todo, hay una contradicción respecto a la necesidad de recortar la deuda
e impulsar el crecimiento, sin el cual la deuda podría crecer en vez de caer.
España
es un caso de prueba, con Madrid buscando más tiempo para reducir su déficit,
que tocó un 8,5 por ciento del Producto Interno Bruto el año pasado, por sobre
los esperado.
La
Comisión Europea y los duros contra el déficit del norte de Europa están
determinados a mantener la credibilidad del nuevo sistema, mientras que Madrid
está desesperada por evitar hundir al país en una espiral de depresión como la
de Grecia con recortes presupuestarios más dramáticos.
Con el
desempleo por sobre el 23 por ciento y uno de cada dos jóvenes sin trabajo,
España enfrenta posibles disturbios sociales, un riesgo que también asedia a
Portugal, rodeado por malas perspectivas económicas.
Una
creciente brecha entre las economías más dinámicas del norte y las economías en
contracción del sur alimentará las tensiones políticas, con una
"generación perdida" que enfrenta un desempleo masivo en varios
países.
Otro
factor de incertidumbre es Francia, que podría elegir a un presidente
socialista en mayo comprometido a renegociar el pacto fiscal, a fin de volverlo
más pro crecimiento. Esto podría ser más que nada simbolismo político, pero el
potencial de un enfrentamiento con Alemania es real si Francois Hollande vence
a Sarkozy.
La
política de los rescates de la zona euro podría ser más complicada en Berlín,
donde el partido bávaro y los Demócratas Libres, ambos aliados de Merkel,
flirtean con el Euroescepticismo antes de las elecciones del 2013.
Si
Grecia no cumple con su programa de rescate nuevamente, la presión para
recortar la ayuda y dejarle cesar sus pagos y abandonar la zona euro podría ser
aplastante en Alemania, Finlandia y Holanda, los últimos países con
calificación crediticia "AAA" de la zona euro.
Pese a
esos riesgos, es difícil culpar a los líderes europeos por sentir algo de
satisfacción tras dos años de manejo de crisis criticado ampliamente como
demasiado poco y demasiado tarde.
"No
es un pecado ser un poco más optimista", dijo un funcionario de la UE que
ha estado en las 18 cumbres desde que estalló la crisis a inicios del 2010.
"Nos estamos acercando de alguna forma a un punto de inflexión en la
crisis de la zona euro", agregó.
Pero si
el euro se dirige a aguas más calmas, aún hay muchas rocas ocultas bajo la
superficie.
"Hay
una fuerte posibilidad de que la crisis se mueva desde una fase muy caliente a
una fase fría. ¿Significa que se acabó? Para nada. Aún hay muchos
peligros", dijo Janis Emmanouilidis, socio senior del centro de estudios
European Policy Centre.
Fuente:
Reuters
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